(Sin título)

 

 

Llámese Iñaki, Patxi, y záscun, autode-

terminese y corriendo aprenda

cuatro palabrejas y

mate usted,

mate bonitamente, mate usted,

pero no quiera

llamarse Patxi,

que se llama don Curro y mata con montera y a volapié si cabe,

que le pone una guinda de pura españolía a tanta sangre,

que es lo más pura raza que tenemos,

que le suena la metralleta a puta castañeta.

trilíti lín tintín,

Pizarrón con txapela,

Caudillísimo.

Don curro Brecharrastegui,

Camborio de dura crin,

viva moneda que siempre

se volverá a repetir.

Y usted déle que déle

con esa su más enérgica repulsa,

déle que déle usted, gladiolo amigo,

Y más éste que nunca ha ido a al guerra,

con tanta paz y la alimentación floja que han tenido en la infancia,

aay Santiago,

y que cómo se nos acoquina la preselva

espiritual, pechos de toro, si no fuera

por cuatro curros que han de cavarse la frontera si la encuentran

(a jornal y ocho horas,

como Matías Ampollas, camaradas),

que tienen de cabarse la

frontera si encontraren,

hasta dejar flotando el korralito,

rebosante de cuatro erratas curros y banderilleros,

hasta dejar flotando el korralito

que se llama Artxiespaña.

 

 

Francisco Javier Ávila (Madrid 1961)

Aquel mar de esta orilla

Ed.Hiperión,  Madrid,1990.